
La historia de las Flores de Bach comienza con el Dr. Edward Bach, un médico homeópata, bacteriólogo y filósofo, quien desarrolló una profunda teoría sobre el origen de las enfermedades. Bach creía que los trastornos físicos eran el resultado de temores, ansiedades y conflictos emocionales no resueltos. A partir de esta comprensión, decidió crear una terapia basada exclusivamente en las propiedades curativas de las flores, con el objetivo de aliviar las angustias mentales y emocionales, y, de este modo, ayudar a las personas a superar problemas internos como el remordimiento, la falta de confianza o el estrés.
Bach desarrolló un enfoque único dentro de la medicina herbolaria, utilizando únicamente flores para elaborar remedios naturales. La fórmula para preparar estos remedios era simple:
•agua pura

•capullos frescos

•luz solar

•un recipiente de cristal limpio

Aunque su trabajo se basaba en principios homeopáticos, los remedios florales se diferencian en que no requieren de un proceso específico o rítmico de potenciación, y son completamente inocuos, naturales y suaves en su acción.
Los 12 Sanadores del Dr. Bach



Entre los primeros remedios que Bach desarrolló se encuentran 12 esencias principales: Impatiens, Clematis, Gentian, Chicory, Mimulus, Agrimony, Centaury, Water Violet, Vervain, Cerato, Scleranthus y Rock Rose. Sin embargo, a medida que avanzaba en su investigación, Bach descubrió que las personas experimentaban “estados primarios” y otros “estados circunstanciales” que no reflejaban su verdadera naturaleza, sino que surgían en momentos específicos, cuando emociones secundarias tomaban el control. Bach concluyó que, a lo largo de la vida, las personas a menudo ocultaban su verdadera esencia debido a la adaptación al entorno familiar, social y cultural, llamándolo “principio de interferencia” pues las personas, por esas influencias exteriores, dejan de aceptarse tal, que anulan o encubren una esfera energética necesaria para la expresión orgánica del ser. Esta observación le llevó a desarrollar las 38 esencias florales que hoy conocemos como las Flores de Bach.
El uso de los remedios florales
Cada remedio floral tiene su propia característica y potencia. Algunos son más profundos y otros más superficiales, pero todos tienen un aspecto negativo que se busca superar. Los remedios florales son particularmente efectivos tanto en enfermedades crónicas como en situaciones agudas, obteniendo incluso resultados notables en pacientes con trastornos psicóticos.
La preparación de estos remedios es completamente natural e inocua. Se elabora con una solución compuesta por un 75% de agua y un 25% de brandy o coñac, a la que se añaden entre 2 y 8 gotas de flores, dependiendo de la esencia. Estos preparados pueden incorporar hasta 8 flores diferentes. La dosificación recomendada es de 7-8 gotas, administradas al menos 4 veces al día, de forma sublingual, ya que las glándulas sublinguales, ricas en células que producen saliva, permiten una rápida absorción de las flores en el torrente sanguíneo.
Las Flores de Bach actúan en los diferentes cuerpos energéticos de la persona: físico, vital, emocional, mental y espiritual. Mientras los remedios químicos abordan los síntomas físicos, las flores trabajan en la raíz emocional o energética del problema, proporcionando un efecto más profunda y duradera. Dado que las flores son vibracionales, es esencial que la esencia administrada esté en sintonía con la energía de la persona. Si la flor no resuena con su vibración interna, el remedio no tendrá efecto.
De este modo, las Flores de Bach ofrecen una herramienta poderosa para el bienestar emocional y físico, ayudando a las personas a restaurar su equilibrio y encontrar la paz interior.
